Cuando despertó e intentó incorporarse se chocó contra lo que parecía una tapa de madera, todo estaba oscuro, se sentía atrapada. Se encontraba en una especie de caja, empezó a recorrerle una gota de sudor frío por la frente, ella padecía claustrofobia. Intentó levantar la tapa de madera golpeándola, pero fue en vano, y empezó a gritar. Entonces, se dio cuenta de lo que había a su lado, había alguien, estaba frio y no respiraba, era un cadáver, y la caja en la que estaba encerrada, un atúd. Empezó a faltarle el aire, entonces lo que hasta ahora creía, era un cadáver, se movió. El extraño abrió los ojos, brillaban en la oscuridad, y eran lo único que ella podía ver. Ella se quedó paralizada, y él empezó a acariciarle el cuello y a olisquearla.
-Hueles bien- dijo él con una voz que prodicía verdadero pavor, pero que, a la vez, te hipnotizaba y te invitaba a acercarte más a él.
En ese instante, él abrió la boca, descubriendo dos hileras de dientes perfectos y se abalanzó sobre el cuello de ella. La sangre brotaba mientras ella agotaba su último aliento de vida.
Al día siguiente se podía leer en los titulares de los periódicos:
OTRA CHICA DESPARECIDA EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS
La gente no hablaba de otra cosa, ya era la tercera en una semana, y en ninguno de los casos se había encontrado el cadáver ni ninguna pista.
**FIN**