Hasta la muerte

Cuando llegó a casa estaba agotada, agotada y destrozada, se sentía horrible. Jamás pensó que todo eso llegaría a suceder, aún se preguntaba como su vida había cambiado tanto en sólo dos días. Había perdido a lo que más quería, y lo peor, había sido por su culpa. Si ella no hubiese sidotan celosa, si no se hubiese enfadado y puesto a correr cuando lo vio hablando con la que sólo era una simple amiga, nada de todo esto hubiese pasado.Cuando salió de la discoteca, él salió en su busca. Ella llegó hasta un callejón oscuro después de haber corrido cuanto pudo y se puso a sollozar. No era la primera vez que el se ponía a hablar con alguna amiga y a ella la dejaba de lado.De la nada aparecieron tres desconocidos, tenían mala pinta, parecían unos criminales. Uno de ellos esbozó una sonrisa en la que se veía claramente que escondía algo. De repente se encontró con un cuchillo pegado al cuello. Podía oler el aliento del que estaba amenazándola con el arma, olía a whisky del barato, era repugnante. Sentía como el frío acero le acariciaba la piel. Entonces apareció él, cansado de correr. Cuando lo vio todo, con una mirada en la que se reflejaba el terror, cogió su navaja del bolsillo de los pantalones y se abalanzó contra el que amenezaba a la mujer de su vida, pero no consiguió nada, los otros dos lo acorralaron. El que la amenzaba la soltó para ayudar a los otros dos y en ese momento el acorralado le gritó a ella que escapase.Ella se quedó inmóvil durante unos segundos, después reaccionó echando a correr y pidiendo socorro. Para cuando alguien salió en ayuda del chico que se estaba jugando el pellejo por ella, era demasiado tarde. Él murió acuchillado. Pronto estuvo allí la policia, los asesinos habían escapado.A los dos días fue el funeral del chico de su vida, el que había muerto para salvarla.Ahora, con los rasgos hinchados por el llanto, está tumbada en el sofá. A su lado hay una caja de pastillas, no queda ni una, todas y cada una de ellas viajan hacia su estómago con el fin de causarle la muerte, poco a poco iba entrando en un sueño sin retorno.